En gobierno de Juan Manuel Santos ha estado haciendo una campaña para demostrar que los actores armados del conflicto, a excepción de las fuerzas del Estado, son los causantes del daño ambiental en Colombia y así justificar una política basada en la explotación de recursos, incluso en ecosistemas frágiles como el Chocó y la Amazonía.
Colombia es de los pocos países de Latinoamérica que se puede jactar de tener una Amazonía muy conservada. En otros países como Perú o Brasil, la Amazonía se encuentra en muy mal estado.
La guerra que hemos vivido en Colombia puede ser una explicación. El conflicto es un impedimento para la colonización de selvas cerradas en el Amazonas y otros ecosistemas como la Serranía de la Macarena o el piedemonte amazónico.
Esto no excluye al conflicto armado de la generación de impactos negativos en las regiones naturales del país, pero aún así, sus efectos no son tan letales como los que se observan después de la construcción de carreteras para acceder a monocultivos, ganadería extensiva, minería a cielo abierto, campos petroleros o proyectos hidroeléctricos.
Esto no excluye al conflicto armado de la generación de impactos negativos en las regiones naturales del país, pero aún así, sus efectos no son tan letales como los que se observan después de la construcción de carreteras para acceder a monocultivos, ganadería extensiva, minería a cielo abierto, campos petroleros o proyectos hidroeléctricos.
Con el proceso de paz que se adelanta con la guerrilla, los TLC y las locomotoras mineras, estamos a punto de atravesar una gran puerta con dos caminos: la posibilidad de encaminar a Colombia como un país megadiverso, por el estilo de Costa Rica, fortaleciendo planes de conservación, investigación y ecoturismo, o tomar el camino extractivo disfrazado de sostenibildiad, es decir explotar los recursos no renovables y renovables y al cabo de 20 años sufrir las consecuencias de su ausencia y escasez de agua, aire, buenos suelos y alimento.
A cambio de la explotación de recursos, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible adoptó de organizaciones como WWF, The Nature Conservancy y Consevación Internacional, el sistema de compensaciones por pérdida de biodiversidad que establece valores económicos a los recursos naturales, estos valores son muy bajos y quiénes criticamos el sistema advertimos que otorgar un precio a intangibles como la vida o los recursos naturales, pone en peligro su integridad y conservación.
A cambio de la explotación de recursos, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible adoptó de organizaciones como WWF, The Nature Conservancy y Consevación Internacional, el sistema de compensaciones por pérdida de biodiversidad que establece valores económicos a los recursos naturales, estos valores son muy bajos y quiénes criticamos el sistema advertimos que otorgar un precio a intangibles como la vida o los recursos naturales, pone en peligro su integridad y conservación.
Connectas, es un proyecto periodístico que muestra los estragos de una carretera que atraviesa el Amazonas en otras regiones de Lationamérica como Perú, Brasil y Bolivia.
En el momento de su construcción los gobiernos de Perú, Bolivia y Brasil aplicaron los modelos recomendados por la economía verde, aún así el deterioro progresivo de la Selva después de abierta la carretera fue y es inevitable a pesar de los estudios de impacto ambiental y las compensaciones.
Desde que fue abierta la carretera, los ecosistemas empezaron a desaparecer devorados por diferentes actividades extractivas legales e ilegales. La selva se transforma en potreros para ganado y monocultivos como la palma o la soya y el tráfico de oro, drogas, fauna y flora, facilitados por la vía de acceso ejercen una presión inaguantable. El paso inevitable a seguir de los suelos amazónicos pobres y sin vocación agropecuaria es su desertización, como ya se observa en varias zonas brasileras.
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